descubre los últimos avances científic0s...
El CSIC crea un exoesqueleto para niños. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha inventado un exoesqueleto destinado para niños de entre 3 y14 años con atrofia muscular espinal, aunque podría a ayudar a niños con otras enfermedades. Este exoesqueleto pesa 12 kilogramos, y está hecho con aluminio y titanio. El invento podría llegar a ayudar a 500.000 niños en el mundo.
Este exoesqueleto está compuesto por unos soportes adaptables a las piernas y a la espalda del niño, y cuentan con 10 motores para el movimiento y fuerza para caminar. También tiene sensores y una batería de hasta cinco horas. Álvaro es uno de los niños que se apuntó a este proyecto. El niño tiene cinco años y gracias a él, se ha podido realizar este invento. Salomé Bragado.
0 Comentarios
A LA BOCA O A LA BASURA Marta Teruelo ¿Dejas comida en el plato? ¿Vas a comprar macarrones y te llevas también unos garbanzos? ¿Guardas “las sobras” en la nevera para tirarlas a los 2 días? ¿El pan se pone duro al día siguiente y lo tiras? ¿Compras manzanas solo si son tan brillantes como la de Blancanieves?
Seguramente hagas todo esto en tu día a día, pero lo que no sabías que entre todos desperdiciamos un tercio de los alimentos que se producen, cuando hay casi 900 millones de personas que pasan hambre en países menos desarrollados. La producción de alimentos deberá crecer un 65% para alimentar a la población mundial en el año 2050, esto es una gran contradicción. Se desperdician 1300 millones de toneladas al año: 19,3% de pan o cereales;16.9% de frutas y verduras;13,3% de lácteos, pasta, arroz y legumbres;7% de bebidas;6% de carnes y comidas preparadas;4% de snacks y conservas;3% de pescados y huevos. Aunque la mayor parte de culpa es nuestra, hay porcentajes que nos demuestran el desperdicio desde la granja hasta el plato: En la producción de alimentos se desperdicia un 12,48% debido al incumplimiento de ciertos requisitos para poder ser comercializados. En la distribución se desperdicia un 1,6% de los alimentos debido principalmente a temas de envasado. En el restauración (en restaurantes, catering, comedores comunitarios)desperdician un 4.48% debido al mal cálculo de raciones Y por último un 13,44% en nuestro hogar por diferentes causas. En resumen, nuestra familia consume semanalmente unos 50,5 Kg de alimentos, de los cuales 16 Kg aproximadamente se desperdician. Y…¿Qué podemos hacer para que no se desperdicie tanta cantidad de comida? PLANIFICAR: los menús y lo que vamos a comprar. REVISAR: lo que ya tenemos. COMPRAR: lo justo, siempre podrás ir a una tienda de alimentación cercana. TEMPORADA: comprar productos de temporada significa comprar productos actuales. CADUCIDAD: hay que mirar siempre la fecha de caducidad ya que podría estropearse antes de lo previsto. RACIONES: calcular la comida a servir en el plato sirve también para no dejarla atrasada. APROVECHAR: las sobras para la siguiente comida o para darle creatividad a tus platos (la fruta más madura puede servir para hacer zumos. Las verduras para purés o cremas) CONSERVAR: es muy importante conservar la comida ya hecha. CONGELAR: Guardar en el congelador raciones que sobren y así las podrás coger cuando no tengas ganas de cocinar y estarán en buen estado (puedes guardar el pan en el congelador para el día siguiente, debes sacarlo 2 horas antes de comerlo) Y recuerda tirar comida es tirar dinero. LLEGA EL BISTEC SIN VACAPara algunos es una aberración: ‘Frankenfood’, ‘comida Frankenstein’, la llaman. Para otros se trata de un paso imprescindible para salvar el planeta. Las nuevas hamburguesas vegetales, compuestas por almidón de patata, aceite de coco o celulosa de bambú, están siendo consideradas la imitación perfecta de una verdadera hamburguesa de carne. Varios años de laboratorio finalmente han dado con la fórmula perfecta de la carne de origen vegetal que ha conseguido engañar incluso al mismísimo Ferran Adriá. Pero, por ejemplo, la sangre, si no es de origen animal, ¿de dónde proviene? La compañía "Impossible Foods" encontró un sustituto perfecto en la leghemoglobina, una hemoproteína presente en los nódulos radiculares de las leguminosas. Los fabricantes coinciden: dentro de 50 años, nadie comerá carne de origen animal. ¿Por qué este empeño en buscar sustitutos para algo que ya existe en la naturaleza? Sencillo: el ritmo actual de consumo es insostenible. Se crían cada año en todo el mundo 70.000 millones de animales de granja. El 30 % de la superficie cultivada se destina a saciar su apetito, frente a solo un 4 % empleado directamente para alimento humano. La industria de la carne es a su vez responsable de gases de efecto invernadero que emitimos a la atmósfera. Por no hablar de la cantidad de bacterias que con el paso del tiempo se hacen inmunes a los antibióticos empleados en los animales.Y el problema va en aumento. ¿Qué nos depara el futuro? Pese a que hoy suene a ciencia ficción, parece inevitable que la carne auténtica podría quedar relegada en unas décadas a bien de lujo o para las grandes ocasiones. Y el grueso del consumo abastecerse de sus sucedáneos. La supervivencia del planeta está en juego. Gracias a la bioingeniería podríamos estar ante una nueva revolución. Paula Lázaro
El cerebro evalúa casi todo aquello que recordamos. Con mayor o menor intensidad, todo lo percibimos como positivo o negativo. -Susumu Tonegawa.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) dirigido por Susumu Tonegawa, neurocientífico, ha trabajado con ratones llegando a manipular las mentes. El experimento ha consistido en colgar ratones boca abajo para ver su respuesta ante esta situación. Así, los científicos han seleccionado a los que permanecen inertes y rendidos para aplicarles, después de implantar fibra óptica, un rayo láser azul en el cerebro. Esta luz consigue activar las redes de neuronas que forman huellas en la memoria que marcaron en un experimento anterior (engramas), cuando los encerraron con hembras y copularon libremente; este recuerdo les ha hecho recuperar la energía que les faltaba anteriormente. Además, el equipo de científicos está trabajando en la implantación de recuerdos falsos y en analizar la clasificación de los recuerdos buenos y malos y cómo dependiendo del tipo que sean, se guardan en distintas partes de la amígdala cerebral. También se han estudiado las posibilidades de aplicar este experimento a los humanos. Podría transformar la memoria de la infancia o simplemente vivencias pasadas, implantar falsos recuerdos o incluso lavar el cerebro. Aunque otra de sus posibilidades es que sea un buen mecanismo para combatir el alzhéimer, el autismo o la depresión. |
AutorDIRECCIÓN: Archivos
Octubre 2018
|