descubre los últimos avances científic0s...
Alba Pérez Hay dos maneras de gozar de la experiencia única de nadar con el inofensivo tiburón ballena en Filipinas. Una, ecológica, frente a la costa de Donsol, a 350 kilómetros al sureste de Manila.
Tras un vídeo de presentación en el que se te explican las normas de interacción, saldrás a aguas abiertas con tu barco. Parte de la tripulación oteará el mar con la intención de encontrar una mancha negra con puntitos. Cuanto ellos te indiquen, saltarás junto al guía y podrás ver a estos animales libres sin necesidad de que se les alimente. La otra, invasiva, a unos 400 kilómetros al sur, en Oslob, en la isla de Cebú, ya convertida en el destino número uno para esta práctica, que allí genera más de 1 millón de dólares al año, con casi 300 visitantes al día. En Donsol, no pasan de 100. El motivo: el tiburón ballena visita esas aguas solo durante los primeros seis meses del año, y salir a verlo en barco no garantiza avistarlos ni nadar con ellos. En Oslob, en cambio, la certeza de nadar con estos gigantes es total. Pero hay trampa: allí se los alimenta de forma artificial para asegurar su presencia. En la pequeña población de Taw-Awan, al sur de Cebú, los pescadores empezaron a alimentar hace unos años a estos animales con uyap (una mezcla de gambas y crustáceos) para alejarlos de sus redes. Lo que comenzó siendo una técnica de pesca más, se transformó rápidamente en una atracción de turismo que está trayendo muchísimas consecuencias negativas para estos gigantes del mar. En primer lugar, a pesar de que este compuesto no les brinda los nutrientes necesarios para estar bien alimentados, les hace estar cautivos. En vez de migrar miles de kilómetros, como vienen haciendo desde hace miles de años, se quedan por la zona, volviendo cada día en busca de esos barcos que los alimentan con esa pobre mezcla. Esto hace que se modifiquen los patrones migratorios de su especie, que no llegan a completar su ciclo biológico, pudiendo también afectar a sus patrones de reproducción. Todo ello lleva, consecuentemente, a su posible extinción. De hecho, se ha comprobado que algunos tiburones ballena se han quedado en Oslob durante más de un año. No es una experiencia respetuosa y los pone en peligro.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorDIRECCIÓN: Archivos
Octubre 2018
|