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PROTEÍNAs: ¿TOMAS LAS QUE NECESITAS? Paula Lázaro Las proteínas forman parte de todas las células del cuerpo y realizan importantes funciones; incluso pueden trabajar como neurotransmisores. Son indispensables para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario y, además, nos proveen de energía.
Las proteínas están formadas por aminoácidos, dentro de los aminoácidos existen unos, denominados esenciales, que no pueden ser sintetizados por el ser humano y deben suministrarse a través de una buena alimentación. ¿Dónde se esconden las proteínas? Los alimentos que nos proporcionan más proteínas son las carnes, los pescados, los huevos, las legumbres y los lácteos, aunque también podemos encontrar aporte proteico, en menor cuantía, en cereales, tubérculos y frutos secos. La clave es aprender a combinar las proteínas de origen animal con las de origen vegetal, que carecen de grasas saturadas para que estas sean más completas. Dentro de las proteínas de origen animal, no todas son iguales, hay un claro ganador: el huevo. En el mundo vegetal, el mayor aporte proteico se obtiene a través de las legumbres. Además, las proteínas se complementan si se mezclan unas de alto valor biológico con otras de inferior valor. Por ejemplo, al mezclar los cereales con leche, que posee más de la necesaria, se logra una proteína completa. El consumo de proteínas varía dependiendo del sexo, la actividad física, la edad… Pero en general podemos decir que las ingestas diarias recomendadas aumentan progresivamente desde el nacimiento y alcanza el máximo en la etapa de la adolescencia. En adultos las necesidades proteicas se hacen más estables y, en general, no se debería sobrepasar el 15% de la energía total consumida. ¿Qué pasa si sobrepasamos el límite de forma rutinaria? Pues que consumir muchas proteínas pude conllevar problemas de salud: el hígado y el riñón deben depurarlas y eliminarlas, y, al consumirlas en exceso, los sobrecargamos. Además, un consumo excesivo provoca desequilibrios que pueden conllevar una pérdida de calcio de los huesos. Si además ese consumo de proteínas es de origen animal, al ir acompañadas de grasas saturadas, podríamos favorecer el desarrollo de problemas cardiovasculares. Para que te hagas una idea: deberías consumir de 0.8 a 1g de proteína diaria por cada kilo de peso y nunca exceder el tope de 2,5 g de proteínas por kg de peso corporal.
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Octubre 2018
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