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Mario de la Fuente El Galio es un elemento químico de la tabla periódica perteneciente al grupo de los metales, cuya densidad es relativamente alta, unos 5,9 g/cm3. Sin embargo, este no es un metal más dentro de la tabla periódica, de hecho se podría decir que es un metal muy especial.
Galio (Ga), proveniente del latín Gallia (Francia), es el nombre que recibe el elemento cuyo número atómico es 31. Se establece justo en la frontera entre los metales y la famosa “escalinata” de los semi-metales, pero el objetivo de este artículo no es informar acerca de sus propiedades, sino acerca de un curioso fenómeno del que es protagonista. Como hemos dicho anteriormente, el galio es un metal sólido de origen natural, que se suele encontrar en las trazas del carbón, bauxita y de algunos otros minerales. No obstante, al contrario de lo que cabría esperar de un metal, tan solo con sujetarlo en la palma de la mano unos segundos, el galio empieza a derretirse. Ocurre el mismo fenómeno cuando introducimos un fragmento de dicho elemento en un vaso de agua corriente o cuando lo dejamos, en verano, encima de una mesa al sol. Esto se debe a su bajo punto de fusión, que apenas alcanza 29,78°C; característica que comparte con el Mercurio (Hg), el Cesio (Cs) o el Rubidio (Rb).
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Octubre 2018
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