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Esther Ruiz TÚNEZ.- El dictador ben Alí lleva 23 años en el poder y acumula un patrimonio de 9.000 millones de euros mientras muchas personas en su país viven en la pobreza. Es aquí donde comienza la primavera árabe, con un joven tunecino que se prende fuego para protestar por los abusos de la policía.
Una semana más tarde, las protestas se extienden ya a todo el territorio tunecino, y es que estas ideas corren como la pólvora gracias a Internet y las redes sociales y calan fácilmente en la población que se siente identificada con héroes anónimos que dan su vida para que otros consigan una existencia digna. Las ideas traspasan en seguida las fronteras y se expanden a Egipto, Argelia, Yemén, Líbano, Palestina, Jordán, Bahrein, Libia, Marruecos, Irak, Arabia Saudí, Siria y Kuwait ( además de otros países que, aunque no tuvieron un papel tan destacado, también se sumaron a la llamada revolución de los jardines) ¿Cómo consiguió Túnez arreglar finalmente todo de forma pacífica? ¿Cómo lograron realizar el proceso democráticamente y no volver a caer en lo mismo a lo que se enfrentaron como pasó en otros países? Mejor dicho, ¿quiénes consiguieron todo esto? La respuesta está en el Sindicato General de Trabajo; en la confederación de industria, comercio y artesanía; en la liga de los derechos humanos de Túnez y en la Orden de abogados de Túnez. Este conjunto de organizaciones se conoce como el cuarteto nacional de diálogo de Túnez y lo que hizo fue acercar al pueblo y al partido islamista que había tomado el mando después de la huída deBen Alí. Lo que consiguió es una verdadera democracia y el triunfo de los ideales de la primavera árabe... Ah, y, de paso, les entregaron el premio Nobel de la paz.
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Autor·Raquel Ramos Archivos
Octubre 2017
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