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DIOS VULNERABLE Benicio Rodríguez Dios es amor. Esta definición de Dios que nos ha dejado San Juan ( I Juan 4, 8) no es un dogma más, sino el dogma que sostiene a todos los demás. Si alguna vedad de fe ensombreciera esta poderosa luz, que es el amor, sería la peor de las herejías. Pero el amor es vulnerable. Amar a alguien es, inevitablemente, depender de él; es darle poder sobre nosotros. Dios nos ha creado libremente, nos ha dado poder sobre él; ha querido tener necesidad de nosotros.
La Pasión de Cristo es la revelación clara de nuestro terrible poder sobre Dios. Dios se ha entregado a nosotros y nosotros lo hemos tenido a nuestra disposición; hemos hecho de él lo que hemos querido. Leí una vez en un cartel pegado a una pared esta frase cínica y cruel: “El que menos ama es siempre el más fuerte”. El que menos ama es quien hace marchar al otro a su antojo, el que guarda la cabeza fría y el que controla la situación. Dios será siempre, con relación a nosotros, el más débil, pues ama. Dios puede ser negado, maltratado, injuriado, ensuciado, despojado de todo, hasta de su dignidad, olvidado… Pero él no puede negarnos ni olvidarnos. Nosotros podemos estar sin Dios. Pero Dios no puede estar, ni ser, sin nosotros. Nosotros podemos dejar de ser hijos; pero él no puede dejar de ser Padre. Dios será siempre el más débil contra nosotros, pues nos ama. Toda la Semana, que llamamos Santa, es una evidente demostración de esta vulnerabilidad de Dios. En Cristo Dios será azotado, coronado de espinas, cargado con la cruz, crucificado, pero Él no puede dejarnos de amar. “Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz”, le dicen. No bajará, no puede bajar, porque no puede dejar de ser Dios, de ser Amor. Aparece débil, impotente, vulnerable, pero eso es el amor. Y Dios es amor. Es el Amor.
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Mayo 2018
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