ideas y pensamientos personales...
Esther Ruiz. Están echando las noticias,casi todas malas;tras una serie de monótonas preguntas sobre la corrupción de cierto país respondidas a medias y contradictoriamente por una persona que no viene al caso, aparece una serie de imágenes de la guerra que tiene lugar en algún país lejano. Al cabo de un rato en el que hemos podido ver a desgraciados, a asustados y a personas realmente generosas, nos ponen un vídeo de un accidente de coche- unas imágenes impresionantes, por cierto,- en el que han muerto`tres personas en un pequeño país de la otra parte del mundo. Ahora llega la parte de cultura: un par de reseñas de películas, publicidad de una exposición en la capital y, por último, la despedida con la típica música de telediario. Y después los deportes...pero eso ya es otro cantar.
Todos los días es así, aunque hay veces que hacen un especial “atentado” o un programa dedicado a una especie de publicidad tan poco encubierta que parece más teletienda que otra cosa o- mi favorito- a algo que podríamos llamar gala de monólogos y diálogos- que es de una calidad tal que hace que hasta los mejores cómicos se descubran: ¡qué espontaneidad! ¡qué agilidad uniendo palabras! La postura, la expresión, el acento: inigualable. Sabemos que los medios de comunicación pueden manipular fácilmente nuestras opiniones sobre lo que sucede simplemente variando la entonación o las palabras utilizadas- y no digo ya con métodos más retorcidos- ya sea voluntaria o involuntariamente, pero no podemos evitarlo: necesitamos- o queremos- saber qué es lo que pasa. Esto se aprecia muy bien cuando los medios hablan de política, pero centrémonos en el apartado de las desgracias- muertes, guerras, accidentes, crímenes de sangre...-.¿Es posible que veamos cómo matan a alguien sin inmutarnos? Cada vez las películas son más realistas, pero hay que recordar que siguen siendo actores representando un papel, no la vida real. ¿Puede que nos hayamos acostumbrado a ver morir, herir gente y ahora no podamos distinguir la realidad de la ficción? Puede que las películas no tengan toda la culpa, tal vez influya que los medios de comunicación muestren tantas imágenes todos los días; puede que sea por la costumbre de ver y oir a diario tantas cosas brutales. Incluso podría ser porque como hay tanta violencia en el mundo lleguemos a considerarlo normal... Sea la razón que sea, no está justificado no sentirse al menos un poco mal por la muerte de un miembro de nuestra misma especie. El verdadero problema está en nosotros mismos, solo nos importa aparentar que nos preocupamos por las desgracias ajenas o como se dice ahora, puro postureo: actos de apoyo, poner el himno de un país afectado por alguna catástrofe para “solidarizarse”, cambiar la foto de perfil por una bandera de dicho país, el día de la paz en sí mismo, poner flores y velas en el lugar del accidente... Tal vez los más sinceros son estos últimos, pero que pongas flores no te convierte en una persona que realmente sintió esa pérdida. El ser humano es egoísta, siempre lo ha sido, pero si tiene el valor de considerarse “civilizado” y “moralmente superior” a otras especies debería tener en cuente los detalles y empezar a “solidarizarse” realmente y desde el interior antes de armar un paripé.
0 Comentarios
Alba Martín. Tenemos la suerte de nacer y tener un hogar y una familia que nos ama desde la primera mirada, incluso antes de que salgamos del vientre de nuestra madre ya están guardándonos un lugar en su corazón.
Naces, y eres ajeno a lo que pasa a tu alrededor; a medida que vas creciendo te vas dando cuenta de que la vida nos hace valientes y fuertes, a unos más que a otros, no a todos nos toca huir de nuestro país por guerras, pero siempre habrá algún obstáculo que dificulta el camino. Te das cuenta de que lo que no puedes hacer es darte por vencido porque se vive para disfrutar. Conoces gente que se hace esencial en tu vida, no estoy hablando de la típica “media naranja” porque cada uno de nosotros somos más que la mitad de un naranja, me refiero a los amigos; los conocemos en el colegio, en actividades o en la calle y de todas esas personas que vamos conociendo a lo largo de nuestra vida se van quedando unos pocos: los que están en las buenas y en las malas circunstancias. No venimos enseñados de fábrica y por malas elecciones nos llevamos decepciones, esa gente que conoces y que nunca te hubieras imaginado que te fallaría, pero ¿y qué importa? La vida sigue y no vamos a desperdiciarla por un mal momento que se recompensará con miles buenos. Considero que todo el mundo tenía que aprenderse el lema de “vive y deja vivir”, nadie tiene el derecho de estropearle la vida a otros; constantemente salen en los periódicos noticias sobre maltrato, acoso, atentados… ¿qué ha hecho esa gente para merecerlo? Nada, no tenemos que ver de lejos estas noticias porque el tipo de sociedad en la que queremos vivir influye en la vida de cada persona. |
Autores·Padre Benicio Archivos
Mayo 2018
|