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El pasado sábado 22 de Septiembre se representó en el Teatro Principal de Zamora el musical Para vos nací, compuesto por Rogelio Cabado y con la iniciativa del Carmelo Descalzo para el quinto centenario de la muerte de Santa Teresa, que lleva ya tres años de gira por España.
El musical, basado en el guión de Águeda Lucas Martínez, pone en escena la biografía de Santa Teresa de Jesús a través de la investigación de una joven estudiante, Alma, el personaje que escribe su biografía, acercando a nuestros días la vida y obra de esta gran mujer desde una óptica joven, actual y dinámica. Una visión entre el siglo XVI y el s.XXI, que posibilita el encuentro entre la Santa y Alma, transformando la vida de la joven. “Para vos nací” es una combinación de una cuidada puesta en escena junto con el talento de niños y niñas de distintas ciudades que participan en la obra, ya sea en el coro, en el grupo de baile o representando algún personaje. La obra llama la atención desde el primer momento, y de una manera o de otra “toca el corazón” de los espectadores e incluso de los actores, haciendo que nadie salga indiferente de esta representación. Una gran oportunidad para disfrutar de buena música en directo y para acercarnos más a la obra y la vida de Santa Teresa de Jesús.
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Las Crónicas de Narnia: el león, la bruja y el armario. Álvaro Crespo Clive Staples Lewis nació en Belfast, Irlanda, el 29 de noviembre de 1898. Hijo de Flora Augusta Hamilton, hija de un pastor anglicano, y de Albert James Lewis, abogado de ascendencia galesa.
Lewis combatió en la Primera Guerra Mundial, y estudió Lengua y Literatura griega y latina en la Universidad de Oxford. Allí fue profesor de Inglés entre 1925 y 1955, e impartió clases de Literatura Medieval y Renacentista en Cambridge. Entre sus obras destacan Trilogía Espacial, compuesta por Más allá del espacio silencioso, Perelandra y Más allá de esa horrible fortaleza; además de las siete novelas que componen Las Crónicas de Narnia. En estas últimas se aprecia una fuerte influencia religiosa. C. S. Lewis utiliza a Aslan como símbolo de Cristo; esto se observa más claramente en el tercer y séptimo libro (La Travesía del Viajero del Alba y La Última Batalla), donde hay una clara alegoría a la promesa de la vida eterna y del paraíso, que en las novelas se ve representada como la promesa de acceder al mundo del Emperador Allende los Mares, el padre de Aslan. Lewis conoció a J. R. R. Tolkien, de quien se hizo amigo, y juntos crearon el grupo Inklings, formado por escritores y profesores que se reunían para charlar sobre asuntos religiosos, históricos y literarios. C. S. Lewis se casó con la poeta Joy David Gresham en el año 1956; esta murió de cáncer de huesos en 1960. Lewis falleció el 22 de noviembre de 1963, a la edad de 63 años. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuatro hermanos (Peter, Susan, Edmund y Lucy) son enviados a la inmensa casa del anciano profesor Kirke. Una tarde, mientras los hermanos jugaban por la casa, Lucy se escondió en un viejo armario, sin saber que había dado con la puerta al mágico mundo de Narnia. Al llegar, conoció al señor Tumnus, el fauno, que iba a entregar a Lucy a Jadis, la Bruja Blanca, pero se apiadó de ella en el último momento.Cuando los cuatro entraron en Narnia, fueron acogidos por el señor y la señora Castor, quienes les contaron la historia de esas tierras y les ayudaron a escapar de las tropas de la Bruja Blanca, que había embaucado a Edmund para traicionar a sus hermanos. Por culpa de Jadis, en Narnia siempre era invierno y nunca llegaba la Navidad. Jadis reinaba tiránicamente sobre los narnianos, los sometía y, a aquellos que osaran contrariarla, los convertía en piedra. Los narnianos esperaban el regreso de Aslan, el Gran León Parlante, el Hijo del Emperador Allende los Mares, quien volvería cuando aparecieran dos hijos de Adán y dos hijas de Eva, que derrotarían a la Bruja Blanca y se coronarían los verdaderos reyes de Narnia. JUSTO ALEJO, VANGUARDIA EN VENA. Alba Pérez El autor zamorano, al que se ha rendido un reciente homenaje en Valladolid, aprendió de Francisco Pino que todo es posible en la poesía.
Últimamente se ha hablado con frecuencia de la poética de Justo Alejo, el poeta zamorano, nacido en Formariz de Sayago y fallecido en Madrid. El pasado mes, con motivo de las II Jornadas Poesía en Valladolid, se hizo un homenaje al poeta sayagués. Oportunísima ocasión, pues el ciclo de ponencias se centraba en torno a la poesía y sus migraciones. Justo Alejo representa esa migración que, en la posguerra, se produjo inexorablemente del campo a la ciudad. Poeta intuitivo desde la niñez, se topó, casi instantáneamente, con un grupo de amigos afines que se reunían en torno a la Librería Anticuaria Relieve, que entonces dirigía el inolvidable y providencial Domingo Rodríguez. Y aquí, conoció Justo al poeta que necesitaba para destapar su inquietud vanguardista innata. Me refiero a Francisco Pino, que tuvo en él una influencia decisiva. Por aquellos años Francisco Pino ya era un poeta intratable con las formas tradicionales del verso, a las que consideraba insuficientes o caducas. Alejo fue de los pocos jóvenes que tuvo acceso directo al genio con una frecuencia regular de encuentros que el poeta zamorano calificó de primiciales visitas. Con Pino aprendió Alejo que todo es posible en poesía hasta forzar el parto de una nueva comunicación. Alejo no solo comprendió, sino que, además, formuló su propia originalidad hasta convertir las piedras en pan. No hay trivialización de la vida en rebajas, o de las transacciones comerciales, de las que el poeta zamorano no saque un hilo de espiritualidad, un chute artístico, o una lírica desgarradora. Por esto y por más, Justo Alejo es un gran poeta, y recordarlo una obligación. |
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