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VICTORIA JAPONESA, DECEPCIÓN ESPAÑOLA… INDY 500 Este fin de semana se celebraba en el famoso “brickyard” de Indianápolis la carrera oval más mediática y atractiva de cuantas se disputan en el mundo, la Indy 500. Este año, la llegada de Alonso ha atraído una gran parte de la atención automovilística y ha supuesto una de las mejores audiencias de la carrera en los 101 años que se lleva disputando.
Hace ya algún tiempo se conocía la futura asistencia de Fernando Alonso a la centésimo primera edición de la Indy 500 entre una gran nube de críticas que afloraban por parte de jefes de equipo de F1 como Toto Wolff, pilotos actuales como Hamilton o Massa e incluso viejas glorias como Niki Lauda. Todos coincidían en la “locura” que suponía e incluso llegaron a tildarlo de irresponsabilidad o de falta de respeto. Alguno como Hamilton insinuó que Alonso acudía allí para destacar entre un grupo de pilotos mediocres… aunque obvió que esos pilotos “mediocres” se juegan la vida a unas velocidades que los F1 actuales ni sueñan y en unas condiciones físicas infinitamente peores que las que los pilotos de F1 sufren (en la Indy no se levanta el pie del acelerador ni en las curvas durante 800 kilómetros)… o si no, que le repita sus palabras a Sebastian Bourdais, el cual se ha fracturado la pelvis y la cadera derecha por varios zonas tras un gravísimo accidente en los entrenamientos, lo que le mantendrá el resto de la temporada postrado en una cama. Desacreditaciones y cosas varias aparte, empezaremos diciendo que Alonso ya ha recibido su reconocimiento como el mejor rookie de la temporada, pues ha calificado 5º y sus tiempos han superado a muchos veteranos de la carrera. No se le escapa a nadie que estos circuitos son totalmente opuestos a los denominados “europeos” y cualquier proceso de adaptación a una categoría nueva, con coches radicalmente opuestos y un estilo de conducción diferente supone un reto, el cual Alonso ha solventado con garantías. No cabe duda que sigue teniendo ese talento innato para el motor. No obstante, vamos a centrarnos en la carrera, que ha resultado emocionante a nivel estratégico y de espectáculo. Partiendo de una posición muy favorecedora, Alonso fue forjando un gran ritmo durante los dos primeros stints, hasta el accidente de Scott Dixon, quien salió airoso de un horroroso choque a 370 km/h. Esto supuso una bandera roja que paró la prueba durante media hora, aunque el reinicio también resultó accidentado por la colisión de Daly. A pesar de estas dificultades, Alonso seguía en la lucha con Rossi y Hunter-Reay, mientras poco a poco se escondía en el pelotón de cabeza para ahorrar combustible y llegar en óptimas condiciones a las últimas 30 vueltas, en las que realmente se decide quién ganará la prueba. Sin embargo, una serie de banderas amarillas y neutralizaciones hicieron caer al español al puesto 12 tras una nueva parada. Más de 150 vueltas después del inicio, Alonso estaba detrás del otro piloto nacional en la prueba, Oriol Serviá, quien sería el compañero de viaje del bicampeón de F1 hasta su abandono en la vuelta 179, cuando el motor Honda que le propulsaba se gripó… ¿lo has leído? Parece que Honda no tiene mucha suerte con sus propulsores; ni en Fórmula 1 ni en la Indy consiguen acabar carreras. Por otro lado, un buen posicionado Serviá vio esfumarse sus posibilidades cuatro vueltas más tarde al perder la carga aerodinámica en pleno adelantamiento y chocarse con el muro. Fue una pena, pues en esos momentos estaba en el pódium. A pesar de esto, la carrera continuó y pudimos vivir una emocionante lucha entre Chilton, Castroneves, Kanaan, Montoya y Sato, quien al final se llevaría la primera victoria japonesa en esta mítica carrera y, como es costumbre, se bebería la leche del vencedor. Al fin y al cabo, fue interesante ver a Alonso luchar por el liderato y defenderse de los ataques de Rossi, fue interesante ver su remontada hasta la cabeza de carrera, fue interesante ver sus adelantamientos quirúrgicos y fue interesante verle luchar por la victoria en igualdad de condiciones hasta que en el momento crítico, lo mecánico, lo que no puedes controlar, falló… Parece que esto es algo común en los coches de Alonso, aunque estoy seguro que una vez probada la experiencia de la Indy, volverá y logrará la primera victoria española en la mítica prueba americana. Lo hará… algún día lo hará. Mario de la Fuente
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·Norberto Anero Archivos
Octubre 2018
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Foto utilizada con licencia Creative Commons de Marianne Bevis